
¿Qué es el GLP y qué vehículos pueden funcionar con GLP?
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El GLP o Gas Licuado del Petróleo es un combustible alternativo compuesto por una mezcla de gas propano y gas butano comprimida, de manera que esté en estado líquido. Este gas sirve como combustible para un coche tradicional (sobre todo gasolina) sin mayor problema, puesto que se inflama con una chispa como le sucede a la gasolina. Es un combustible barato (su costo hoy es de unos 70 céntimos de euro por litro de gas) y una alternativa muy interesante para lograr reducir el coste de llenar un depósito del coche.
Un coche GLP es un vehículo que funciona con combustible alternativo y, más concretamente, es un vehículo bifuel.
Casi cualquier coche de gasolina se puede transformar de manera que admita GLP (o autogás, que es como se conoce también de manera popular) con un kit. En el caso de los diésel, la cosa no es tan sencilla y no se pueden transformar completamente. Eso sí, es posible que puedan funcionar con la mezcla de los dos combustibles (30% GLP y 70% diésel), con lo que se mejora combustión y se reducen emisiones. Por otro lado, los fabricantes han empezado a comercializar modelos GLP de fábrica que, como podemos imaginar, tienen una clara ventaja de base: no hace falta transformarlos.
¿Qué significa «transformar el coche a GLP»?
Por transformar el coche a GLP entendemos que se han de realizar una serie de actuaciones en el motor y en el propio coche para que este admita los dos combustibles (gasolina y GLP, solo nos centraremos en gasolina). Para entendernos, el motor de gas es un motor convencional de gasolina al que hay que cambiar el sistema de alimentación para que inyecte gasolina o el GLP. Sin más, cualquier motor de gasolina puede quemar gas, aunque es necesario saber que el GLP no tiene la capacidad de refrigeración de la gasolina (el motor sube de temperatura), ni de lubricación.
Dependiendo del motor, puede ser necesario hacer algunos cambios más, como los asientos especiales para las válvulas o una junta de culata específica. Esto si el motor es antiguo, porque en los modernos no suele haber ese problema. Otra solución es añadir un depósito de lubricante que se inyectará junto con el gas.
El sistema de alimentación que se ha de instalar consta de un depósito de gas que va en el hueco de la rueda de repuesto (es decir, que ya no podemos llevar rueda) y que tiene una capacidad típica de entre 40 y 100 litros de GLP, las canalizaciones hasta el vano motor, la boca de llenado de seguridad, las válvulas de gas, un filtro especial, un sensor de picado, un nuevo indicador de nivel del depósito de gas, un conmutador en el cuadro de mandos para pasar de gas a gasolina y viceversa y una unidad de control que gestiona la inyección del combustible (fuente).
El precio aproximado de la transformación está entre 2.000 y 2.500 euros, y dependiendo del uso que hagamos, compensa muy rápidamente. Ya que un litro de GLP cuesta la mitad, aproximadamente, que un litro de gasolina, cuantos más kilómetros hagamos o más consuma nuestro coche, antes lo vamos a amortizar.
Las emisiones de CO2 que se emiten a la atmósfera al utilizar GLP se rebajan en torno a un 14% máximo. El consumo de gas es superior a la gasolina (entre un 15% y un 30% más) porque es un combustible con menor rendimiento energético, pero el combustible es mucho más barato, así que, según la AOGLP (Asociación Española de Operadores de Gases Licuados del Petróleo) el coste de uso se reduce en un 40%. Por tanto, cuantos más kilómetros hagamos, más notaremos el ahorro.