Realidad frente a mito: Los españoles no ahorran poco…. ahorran mal

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Una lectura rápida de los estudios que aseguradoras o entidades financieras están presentado al final de este año sobre cómo preparan la jubilación nos dejaría clara una conclusión: los españoles preparan mal su jubilación ya que realizan muy pocas aportaciones en productos financieros. Estos estudios afirman una realidad, pero para un tipo de ahorro, no para su totalidad.

Estos estudios y malas interpretaciones de datos económicos, como ocurre en los dos últimos meses en los que el Banco de España señala la caída del ahorro afianzan esta idea preconcebida, cuando es normal, en todos los países, que el ahorro baje cuando crece el consumo interno, algo que ocurre 

¿Ahorramos poco o ahorramos pocos?

La primera pregunta que debemos hacernos si en verdad es cierto que ahorramos poca cantidad o que lo hacen pocas personas. La realidad es que al contrario de lo que opina la mayoría y según datos de Funcas, siete de cada diez españoles ahorran, lo que es una cifra elevada, mucho más de lo que se estima y en sintonía con nuestros países de nuestro entorno. Lo que si nos diferencia es que de nuestros ingresos si destinamos menos al ahorro, de media un 6,5% de nuestros ingresos frente al 10% de Alemania. 

En conclusión, muchos ahorran y aparentemente lo hacen menos (especialmente entre los más jóvenes) que los países cercanos, pero tampoco es del todo cierto. Ya que en España se ahorra mucho en inmuebles, muy por encima de la media europea.

Mala elección en productos financieros

Pero lo que sí existe es una gran diferencia, origen del mito, en productos financieros. Si hay poco ahorro para la jubilación, pocas inversiones a largo plazo en fondos o productos similares es porque hay una mala elección del producto, muy relacionado con los problemas en cultura financiera. 

Así, un 63% ahorra en una cuenta bancaria, la mayoría cuenta corriente sin ningún tipo de remuneración. Y no solo eso, un 38% lo hace en metálico. Esta pérdida de oportunidades y de objetivos nos lleva a que seamos más ineficientes. Hay que saber diferenciar entre ahorro a corto plazo y largo plazo, ahorro para cubrir un imprevisto o para un objetivo superior en el que destaca la jubilación. Y este es el esfuerzo que tienen que realizar todos los agentes económicos, desde las entidades financieras a los organismos reguladores e incluso el sistema educativo. 

Reconducir el ahorro es una tarea fundamental y así pasar de un ahorro excesivamente conservador, con un componente inmobiliario alto y demasiado intuitivo hacia otro ahorro más reflexivo y eficiente.

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