
Se supera el millón de coches eléctricos en Europa, pero España está a la cola en ventas
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Poco a poco, el mercado de coches eléctricos crece en Europa. Este año, 2018, es el año del optimismo, porque las ventas en el continente han aumentado en nada menos que un 40%. La barrera del millón de unidades vendidas se ha superado, por fin. China la alcanzó hace un año, pero es algo natural dado el volumen de su parque automovilístico. China, siempre aparte. En los Estados Unidos se llegará enseguida, sino se ha llegado ya, gracias al desembarco del Tesla Model 3.
Sea como sea, la propulsión eléctrica se abre camino en un mercado en el que su cuota todavía es muy baja, apenas un 2% en Europa (de media), aunque se espera que a final de año se pueda alcanzar el 2,35%. Nada relevante, de momento, ni nada que vaya a cambiar el curso del cambio climático a corto plazo, puesto que ya sabemos que, si bien los vehículos eléctricos no lanzan emisiones contaminantes a la atmósfera en su funcionamiento, la producción de electricidad sí que contamina. Flecos que mejorar.
En España no cala el eléctrico. Con una cuota de mercado que supone el 0,32%, las ventas no son nada halagüeñas. Se está haciendo un esfuerzo por divulgar las bondades de los vehículos eléctricos, pero la verdad es que nuestro país es peculiar en muchos sentidos. Es el sexto país en superficie de toda Europa, por detrás de Rusia, Kazajistán, Turquía, Francia y Ucrania, las distancias a recorrer son elevadas, y la infraestructura de recarga no ayuda a dar confianza a los conductores.
Países como Noruega tienen una cuota de mercado de eléctricos nuevos del 21% (sumando los vehículos híbridos y enchufables, la cuota es del 52%), algo surrealista desde el punto de vista español. No es que sea un país muy pequeño, aunque sí es verdad que cuenta con una densidad de población de poco más de 15,5 habitantes por kilómetro cuadrado y prácticamente toda la población se encuentra en la zona sur y en la costa. En España, la densidad de población es de 91,95 hab/km² en 2016, y su distribución a lo largo del territorio es muy irregular.
El porqué de esta diferencia es terriblemente sencillo: el precio. En España el precio de venta de un coche eléctrico es muy superior al precio del mismo modelo con motor convencional. Sí, es posible que haya un plan de ayudas a la compra que nos permita descontar ciertas cantidades muy interesantes de dicho precio de venta, pero luego hay que declarar esas ayudas en la declaración de IRPF. ¡Sorpresa! Aparte de eso, la infraestructura pública (y privada) de recarga es escasa y está mal distribuida y, por mucho que los impuestos a los carburantes suban, siguen sin quedar en desventaja frente al eléctrico.
¿Qué sucede en Noruega? Todo lo contrario. Los impuestos a los que están sujetos los coches de gasolina, por ejemplo, los hacen prohibitivos frente al precio de compra de los vehículos eléctricos. Estos últimos, además, gozan de grandes ventajas sobre los de combustión permitiendo a sus compradores, por ejemplo, librarse del 25% de IVA. Una broma. Según cuentan en Xataka, los precios de unos y otros se pueden comparar tomando como ejemplo un Volkswagen Golf de gasolina y comparando con el precio de un e-Golf en ambos países. Citamos:
España
- Golf de gasolina: a partir de 30.225 euros, según precio de tarifa, sin descuentos.
- e-Golf: a partir de 38.580 euros, según precio de tarifa, sin descuentos, y sin contar con las ayudas a la compra del Estado.
Noruega
- Golf de gasolina: a partir de 396.500 coronas noruegas, que vienen a ser al cambio unos 39.650 euros.
- e-Golf: a partir de 327.500 coronas suecas, que vienen a ser al cambio unos 32.750 euros.
Como hemos anotado, el precio del e-Golf en España se contabiliza sin ayudas ni descuentos. En el mejor caso puede llegar a caer su precio hasta los 31.800 euros, aproximadamente, precio todavía superior al homólogo de gasolina. Así, pues, ¿se entiende por qué Noruega va a la cabeza de Europa en ventas de eléctricos, y España está en la cola?