
Cómo son las restricciones de circulación en otras capitales europeas
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Madrid Central comparado con las zonas restringidas de otras capitales europeas
En Europa hay 280 ciudades con zonas de restricción al tráfico, según el investigador Xavier Querol. Por el contrario, en España solamente disponemos de una ciudad con restricciones zonales, como es el caso de Madrid y su Madrid Central.
El pasado mes de febrero, el Ministerio para la Transición Ecológica presentó el borrador de su Plan Nacional de Energía y Clima. Este plan forma parte de las obligaciones de los Estados Miembros de la UE para cumplir con el Acuerdo de París contra el cambio climático, y prevé, entre otras cosas, una reducción «drástica» de las emisiones de CO2 con el objetivo de alcanzar la neutralidad en carbono —emitir tanto CO2 como se pueda absorber, en pocas palabras— en 2050. Cómo conseguir la etiqueta de la DGT para el coche
Entre las medidas propuestas para lograr este objetivo están las «zonas centrales con acceso limitado a los vehículos más emisores y contaminantes» en todos los núcleos urbanos con más de 50.000 habitantes en el año 2023. De esta forma, el coche tradicional —y otros vehículos— será desplazado por variantes no emisoras alrededor del año 2030. Esa es la teoría.
Madrid Central ha sido un foco de polémica, pero, si analizamos bien las características de esta zona restringida, notaremos que tiene unos 4 kilómetros cuadrados de superficie. Berlín tiene una zona de bajas emisiones de 88 kilómetros cuadrados. Londres dispone de más de 1.500 km cuadrados de zona de bajas emisiones.
Así son las zonas de bajas emisiones en Europa
Para quienes se echaban las manos a la cabeza por Madrid Central, las cifras que damos sobre Berlín o Londres deben de sonar como pronunciadas por extraterrestres. Vamos a ver más en detalle cómo son las zonas restringidas en algunas ciudades europeas:
Londres
En Londres tenemos dos zonas de bajas emisiones: LEZ —Zona de Bajas Emisiones— y ULEZ —Zona de Ultrabajas Emisiones—. La primera ocupa más de 1.500 kilómetros cuadrados y abarca casi todos los distritos londinenses, además de la propia ciudad. Funciona desde 2008 y afecta sobre todo a autobuses, camiones y furgonetas. Todo vehículo que no cumpla con las condiciones dictadas para circular por esa zona deberá abonar entre 100 y 200 libras de multa.
En lo que respecta a la zona ULEZ,es una zona muy limitada de la parte central de Londres que exige el pago de 12,5 libras diarias para todos aquellos conductores con vehículos contaminantes. En 2021 se extenderá hasta un total aproximado de 360 km cuadrados.
París
En París también se han implantado las etiquetas medioambientales diferenciadas por colores. El verde es el color de los coches más «Eco», y para los demás se dispone de otros cinco colores —denominados del 1 al 5, siendo el 5 para los coches más viejos—.
En París, los coches con distintivo 5 tienen prohibida la circulación por toda la ciudad los días laborables, de lunes a viernes, entre las 8:00 y las 20:00 horas. El siguiente paso se dará en verano, restringiendo el acceso a los vehículos con el distintivo 4. La zona de bajas emisiones cubre prácticamente toda la ciudad, y el plan es que en 2030 solo circulen por ella los vehículos nuevos.
Berlín
La Zona Medioambiental de Berlín ocupa más de 88 kilómetros cuadrados y solo permite la entrada a aquellos vehículos que tienen la etiqueta medioambiental verde.
Roma
En la capital italiana, la «Zona Traffico Limitato» afecta al centro de la ciudad y está activa todos los días entre las 6:00 y las 18:00, siendo libre la circulación el resto del tiempo, salvo las noches del viernes y sábado, cuando se limita el tráfico en ciertas zonas entre las 23:00 y las 3:00 horas.
La necesidad de las zonas de bajas emisiones
Estos son solo unos pocos ejemplos de zonas de bajas emisiones en algunas capitales europeas. Pero, como decíamos al principio, son 280 ciudades las que implantan restricciones zonales, por lo que no nos debe extrañar que en España hayamos empezado a experimentar —algo tarde— con ellas.
Las zonas de bajas emisiones son beneficiosas a largo plazo para todos los ciudadanos, aunque, eso sí, dichas medidas deben venir acompañadas por soluciones de transporte alternativas y por una reconfiguración urbana que impida que el comercio se resienta, o que los ciudadanos tengan dificultades para llegar a sus destinos.