
¿Qué es el leasing?
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El leasing es un contrato de arrendamiento financiero mediante el cual se puede disponer de bienes inmuebles o muebles por parte de empresas y particulares. La característica principal, y diferencial, de este tipo de arrendamiento financiero es que debe existir obligatoriamente la opción de compra del bien al finalizar el contrato.
En otras palabras, mediante el leasing, una empresa, pyme o particular puede alquilar maquinaria, mobiliario de oficina, un coche de empresa (o una flotilla), material informático o cualquier otro bien, y tener además la opción de compra (por su valor residual, normalmente) al finalizar el contrato.
Esto tiene muchas ventajas para las pymes, y no tantas para los particulares.
Tipos de leasing
Las modalidades o tipos de leasing dependen del objeto del arrendamiento.
El leasing mobiliario es aquel en el que se alquilan bienes mobiliarios, es decir, bienes que pueden ser transportados de un sitio a otro sin pérdida de su valor o utilidad. Ejemplos de estos bienes podrían ser los automóviles o los equipos electrónicos (PC, tablet, etc.). Deben estar ligados directamente a la actividad profesional o empresarial para poder estar sujetos a este tipo de arrendamiento, y la duración mínima del contrato se sitúa en dos años, por ley.
Por otro lado, tenemos el leasing inmobiliario que se refiere, como es evidente, al arrendamiento de bienes inmobiliarios (una nave industrial, una oficina…). No entrarían en este contrato inmuebles destinados a vivienda, o solares, y la duración mínima de estos contratos es más larga, diez años.
El leasing para pymes
Esta modalidad de arrendamiento presenta un buen número de ventajas para las pymes, fiscales principalmente. También cuenta con alguna desventaja que veremos a continuación.
Entre las ventajas del leasing para pymes y empresas podemos contar con:
Las ventajas fiscales, porque las cuotas de amortización se consideran un gasto tributario siempre que se cumpla la premisa de que el bien sea afecto de la actividad. Es posible, por tanto, deducir como gasto las cuotas mensuales del leasing.
Se puede financiar el 100% de la inversión.
Es un mecanismo rápido y flexible para renovar el coche de empresa, los equipos informáticos y todo lo necesario para crecer o mejorar el servicio.
Al ser diferente a la compra de un bien, no aumentamos el riesgo comercial financiero, de cara sobre todo a los bancos.
Como desventaja podemos señalar las siguientes:
Si se cancela antes de tiempo el contrato, conlleva penalización. Esto es algo que podemos considerar como lógico, ya que la duración del mismo se estipula antes de formalizar el contrato.
Solo podemos adquirir el bien al finalizar el arrendamiento.
Tienen, en general, un coste financiero mayor que otras opciones.
El bien que se arrienda carece de servicios extra. Por ejemplo, debemos pagar nosotros el mantenimiento del vehículo, su seguro, o las reparaciones y actualizaciones software del equipo informático.
Leasing para particulares, ¿merece la pena?
No es ventajoso, por regla general, el leasing para particulares. La razón de peso es que esta financiación está sujeta al IVA de tipo general y eso se traduce en que las adquisiciones de inmovilizado acaban siendo más caras que con otro tipo de financiación mediante, por ejemplo, un crédito.
¿Qué diferencia hay entre leasing y renting?
Es muy común confundir leasing y renting, pero en el fondo se trata de productos diferentes. El renting para empresas se diferencia del leasing en estos puntos fundamentales:
El contrato no incluye, de forma obligatoria al menos, la opción de compra del bien.
Una sociedad mercantil puede ofrecer renting, y no así leasing, para lo cual debe tratarse de una entidad financiera.
No especifica una duración mínima o máxima del contrato.
En los contratos de renting es habitual que figuren servicios extra. Siguiendo el ejemplo anterior, es habitual que un renting de coches incluya el mantenimiento periódico, cambios de ruedas y ciertas averías, además del seguro.
En resumen, ¿me interesa el leasing?
Sí, siempre que el bien que alquilemos esté directamente relacionado con nuestra actividad y barajemos la opción de comprarlo a la finalización del contrato, aunque existe la opción de iniciar un nuevo leasing con un bien más “actualizado”. En todo caso, siempre hay que estudiar la solución más adecuada a nuestros objetivos, y sobre todo la más ventajosa desde el punto de vista financiero. Si estamos interesados en adquirir el bien al finalizar el contrato, mejor leasing que renting.