¿Qué tipos de tarjetas existen? (I):débito, revolving y monedero

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La oferta de tarjetas bancarias es muy extensa, con tipos parecidos pero diferentes que hay que saber distinguir. Puede ocurrir que una tarjeta que pensamos es solo de débito permita el pago aplazado y, sin saberlo, estemos pagando intereses por nuestras compras o comprando cuando no hay dinero en nuestra cuenta corriente. Además de conocer las características de la tarjeta en sí, hay que analizar la cuenta corriente vinculada, ya que las ventajas y desventajas de ésta están muy relacionadas con las de la tarjeta; por ejemplo, hay cuentas que a cambio de domiciliar la nómina no cobran las cuotas de mantenimiento de las tarjetas de débito ni crédito, mientras que otras no cobran por las de débito aunque no domiciliemos recibos. Para conocer toda la información sobre las tarjetas bancarias, puedes descargar de forma gratuita nuestra Guía de tarjetas.

Tarjetas de débito

Este tipo de tarjeta te permite pagar compras en efectivo, además de sacar dinero de los cajeros. Si bien con una tarjeta de crédito se puede sacar dinero de los cajeros de cualquier banco, las comisiones por ello son vitales. Para sacar dinero de los cajeros del banco en el que tenemos el dinero, nunca cobran. La mayoría tampoco nos cobra si sacamos de otros cajeros de la misma red (en España hay tres redes de cajeros, Servired, red 4B y red 6000). Sin embargo lo más habitual es que tengamos que pagar una comisión si queremos sacar dinero de un cajero de otra red diferente, momento en que el cajero nos avisará de la comisión a pagar, antes de efectuarla.
En los cajeros podemos hacer una serie de operaciones, con las tarjetas de débito y con algunas otras:

Sacar dinero en efectivo. Ingresar dinero en efectivo o cheques. Este procedimiento no es precisamente recomendable en cuanto a seguridad jurídica se refiere, ya que en caso de discrepancias entre lo que hemos ingresado y lo que nos abona el banco después de contarlo, no tenemos medio de prueba alguno. Solo en cajeros con grabación de billetes o similar, hay pruebas.

  • Consultar movimientos de tu cuenta.
  • Comprar entradas de espectáculos.
  • Recargar tu teléfono móvil.
  • Pedir talonarios de cheques.
  • Domiciliar recibos.
  • Ordenar transferencias.

A diferencia de las tarjetas de crédito, no se puede contratar una tarjeta de débito sin abrir al mismo tiempo una cuenta en el banco, ya que es un instrumento pensado para movilizar los fondos de la cuenta asociada. Un punto a tener muy en cuenta es la posibilidad de que pensemos que hay dinero en la cuenta y lo saquemos de un cajero o paguemos una compra, para después darnos cuenta de que hemos quedado en descubierto y nos cobren las comisiones e intereses correspondientes. Ello puede ocurrir si el banco autoriza este tipo de descubiertos, de forma voluntaria. Por ello, no dejemos siempre de revisar el saldo de la cuenta antes de operar con la tarjeta de débito, para evitarnos este tipo de sorpresas desagradables.

También hay que tener en cuenta que las entidades financieras limitan la cantidad diaria que podemos sacar de un cajero. En el caso de necesita movilizar más dinero al día, tendríamos que hablar con la oficina para que nos lo aumentara de forma temporal o indefinida.

Las tarjetas se emiten por un tiempo de validez limitado, normalmente entre dos y cinco años; antes de caducar, la entidad financiera nos enviara a nuestro domicilio u oficina bancaria la nueva tarjeta, que deberemos activar de forma online o telefónicamente.

Tarjetas revolving

En realidad es una modalidad de tarjeta de crédito con un tipo de devolución de las cantidades tomadas a crédito determinada: se amortiza el crédito dispuesto mediante cuotas mensuales fijas o con un porcentaje establecido de la cantidad dispuesta. Siempre se establece una cuota mínima a pagar.
Es muy importante que la cuota mínima que fijemos sea lo más alta posible, ya que debemos amortizar deuda pendiente, o los intereses se van acumulando y cada vez debemos más dinero.

Tarjetas monedero

También se denominan tarjetas de prepago y permiten hacer pagos, en general de pequeño importe, u obtener dinero hasta el importe que su titular ha entregado previamente a la entidad bancaria o entidad de dinero electrónico que la emite, mediante ingreso por caja o mediante cargo en su cuenta. Una vez agotado su importe pueden recargarse mediante un nuevo pago de su titular. El importe que puede almacenarse en estas tarjetas suele ser pequeño y son un sustitutivo electrónico de las monedas y los billetes de banco. Básicamente, en la tarjeta ingresamos un dinero que teníamos en la cuenta, que pasa a la tarjeta monedero. Es como si lleváramos dinero en el monedero o tarjeta, de allí su nombre. Con el dinero de la tarjeta prepago podemos pagar servicios como el autobús, por ejemplo. Dado que el dinero que hay está “dentro” de la tarjeta y es una cantidad limitada, si piratean el número, los fondos siguen protegidos. Otra modalidad son las tarjetas virtuales, que no existen físicamente y sólo es un número, un PIN y una fecha de caducidad, que se utilizan exclusivamente para realizar pagos por Internet.

Las tarjetas virtuales, al ser de prepago, ofrecen mayor seguridad que una tarjeta de crédito o débito normal, ya que en caso de sustracción de los datos de la tarjeta nadie podría sobrepasar el límite. Como no tienen soporte físico, se pueden crear, cargar y descargar en tiempo real.

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