
¿Qué tipos de vehículos ecológicos hay?
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La oferta de vehículos de combustible alternativo es cada vez mayor. Conocidos como vehículos ecológicos, se denominan así porque su uso no influye negativamente en el medio ambiente y contribuyen a disminuir la presencia de gases contaminantes en la atmósfera, principalmente el dióxido de carbono (CO2), monóxido de carbono (CO), óxido de nitrógeno (NOx), hidrocarburos no quemados (HC) y compuestos de plomo y anhídrido sulfuroso.
La creciente preocupación por regular las emisiones y luchar contra la contaminación libra batallas en frentes diversos. Por un lado, se está poniendo énfasis en impedir la entrada en el centro de las grandes ciudades a los coches más contaminantes; por otro, se estudian subidas de impuestos a los carburantes como una medida que desincentive la compra de los vehículos menos apropiados, y a la vez que estimule la renovación del parque automovilístico.
Además, los gobiernos aprueban medidas de incentivo a la compra de vehículos de propulsión alternativa, un segmento que no despega del todo (supone alrededor de un 6% de la cuota de mercado de vehículos nuevos). El último dato relevante en este tema es que, cada vez más, los combustibles que se dispensan en las estaciones de servicio presentan una mayor oferta de alternativas, y los tradicionales incorporan cada vez más porcentaje de elementos como el etanol (en el caso de la gasolina), o el biocombustible (diésel).
Los tipos principales de combustibles alternativos son la electricidad, el gas natural y el gas licuado del petróleo. Existen más, como el hidrógeno, pero todavía no tienen modelos comerciales accesibles al gran público. Por tanto, hablamos de coches eléctricos, coches híbridos y coches bi-fuel.
Coches eléctricos
Son vehículos que disponen de uno o más motores eléctricos con potencia suficiente para circular, y cuentan con grandes baterías de ion-litio (en su mayoría) que acumulan la energía necesaria. Este tipo de vehículos está en constante desarrollo con el fin de derribar sus barreras de entrada para el gran público: su coste de compra, y la autonomía de las baterías. Sus ventajas son numerosas, pero sus desventajas son importantes.
Como ventajas, son coches con cero emisiones. Es decir, no emiten gases contaminantes. También contribuyen a reducir el ruido ambiente en las ciudades. El coste por cada 100 km está entre 1 y 2 euros, por lo que estamos ahorrando mucho dinero en combustible. Sin embargo, el precio de venta de los coches eléctricos es más elevado que el de un coche diésel o gasolina, sobre todo si nos vamos a modelos de un segmento por encima del B.
Por otro lado, el coste de las baterías es importante (supera los 10.00 euros), y su vida útil no es tan elevada como podríamos esperar. El tiempo de recarga tampoco es despreciable, y para cuidar al máximo la batería se precisan recargas a «velocidad normal», que pueden durar horas. Un último apunte: si bien son coches sin emisiones, no se pueden despreciar las emisiones de gases contaminantes que implica la generación de la electricidad para su abastecimiento.
Coches híbridos
Son vehículos que combinan dos motores: uno de combustión interna y uno eléctrico. Existen muchas configuraciones de esta combinación de motores, y también existen coches diésel y gasolina híbridos, aunque la opción popular es gasolina-eléctrico. Tienen más éxito comercial que los eléctricos porque su autonomía es similar a las de los coches tradicionales (en determinadas circunstancias puede ser superior).
La centralita del coche híbrido decide en cada momento de dónde saca la potencia que necesita, dando prioridad al motor eléctrico siempre que es posible hacerlo. Como contrapartida, son vehículos algo más pesados que los tradicionales, muestran un consumo elevado en conducción por autovía y sus ventajas solo se aprecian en tráfico denso, urbano.
Coches bi-fuel
Se denominan así a los coches que disponen de un motor de combustión y un depósito adicional de gas natural o de gas licuado del petróleo. De esta forma, consumen gasolina/diésel y el otro combustible alternativo (los mencionados gases, o bien hidrógeno) para conseguir grandes autonomías y un perfil más ecológico, puesto que las emisiones contaminantes globales se reducen en una proporción que dependerá de la cantidad de combustible alternativo que se utilice.
Tienen algunas desventajas, como el coste del kit de conversión, el espacio extra que se necesita para los depósitos de gas comprimido, y que en el fondo consumen más combustible, pero con un coste por kilómetro menor.
Una ventaja común a todos los coches que utilizan combustibles alternativos es que suelen disfrutar de ventajas fiscales, reducción de impuestos y preferencia en las zonas de aparcamiento, una ventaja más que añadir a las comentadas.