Cómo cuidar la luna de tu coche

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El parabrisas del coche, la luna trasera, las ventanillas… todos estos elementos de los vehículos necesitan de ciertos cuidados para estar en óptimo estado, igual que revisamos el resto de elementos del coche. La razón es simple: son elementos imprescindibles para disponer de una visibilidad perfecta en cualquier condición, algo que afecta directamente a la seguridad vial.

Tener los cristales sucios no solo es algo estético. En verano, los insectos y el polvo pueden ser una trampa para los conductores si, por algún motivo, se pone a llover de repente o se desencadena una tormenta.

En ese caso, lo que sucederá es que los limpiaparabrisas mezclarán el agua con la suciedad y se formará una «pasta» que conseguirá que veamos peor, que nos deslumbren con los faros si es de noche y, en definitiva, que corramos un cierto riesgo que podemos evitar con el correcto mantenimiento de lunas y cristales.

No solo hemos de preocuparnos por la suciedad. Al circular por carretera o autovía, especialmente detrás de vehículos pesados, es frecuente que sus ruedas traseras levanten pequeñas piedrecillas que impactan y pueden dañar el parabrisas. Sobre todo si no guardamos la distancia de seguridad recomendada.

Estos pequeños daños pueden causar la rotura de la luna, y por tanto deberían ser reparados antes de salir de viaje. Lo que ocurre es que, muchas veces, son desperfectos que no podemos ver porque son minúsculos. Pero un cambio drástico de temperaturas (por una helada, por ejemplo) o un bache fuerte pueden acabar con nuestro parabrisas.

Si detectas alguna imperfección en el parabrisas, lo más recomendable recomendable es acudir a un servicio especializado para una valoración profesional del daño, y ver si se puede arreglar. Para un tamaño inferior a dos centímetros y siempre que el daño no esté situado cerca del borde del parabrisas o que impida la visión al conductor, la reparación mediante una resina especial es posible. Esta resina no deja huella.

Existen talleres especializados, como Carglass, que ofrecen servicios de reparación y sustitución de lunas. Muchas veces estas sustituciones están cubiertas por el seguro del coche (algo que no todo el mundo sabe), por lo que no gastaremos dinero en ello. Consulta tu póliza para saberlo.

La limpieza de las lunas del coche

Podríamos decir que la limpieza de las lunas del coche es, casi, una «medida de seguridad». Lo es en el sentido de que nos permitirán disfrutar de una visión sin reflejos, sin zonas borrosas. Necesitamos ver a la perfección y evitar, en lo posible, cualquier efecto indeseado provocado por la suciedad.

Por lo tanto, hemos de limpiar las lunas: parabrisas, ventanillas, luna trasera y espejos retrovisores, tanto los externos como el interior. En ciudad, el polvo, el polen, la resina de los árboles y los excrementos de los pájaros pueden hacer que los cristales pierdan su claridad; en carretera, las partículas que emiten los tubos de escape de los coches, el polvo de las pastillas de freno o los mosquitos son las principales amenazas a la visibilidad.

Conviene limpiar a conciencia los cristales, comenzando con una limpieza superficial suave, para quitar lo más grueso (nos sirve la limpieza en las estaciones de servicio mediante una manguera de presión con agua caliente y jabón), para luego hacer un ajuste fino con algún desengrasante diluido en agua, y un acabado de limpiacristales para dejarlos brillantes.

Pero, sobre todo, no te olvides del interior de los cristales. La condensación en el interior del coche hace que esta parte de las ventanillas y las lunas se ensucie especialmente con el tiempo, con lo cual, asegúrate de que dedicas tiempo y esfuerzo en dejar los cristales como los chorros del oro.

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